sábado, 1 de enero de 2011

EL TAO DEL CORAJE

La vida no escucha tus razonamientos; va por su propio camino sin detenerse. Tú tienes que escuchar a la vida, la vida no va a escuchar tus razonamientos, no le interesan tus disquisiciones.

Cuándo vas por la vida, ¿qué te encuentras? Se acerca una gran tormenta, y los árboles grandes se caen. Deberían sobrevivir, según Charles Darwin, porque son los más aptos, los más fuertes, los más poderosos. Fíjate en un viejo árbol de ocho metros de altura y trescientos años. La misma presencia del árbol da fuerza, da sensación de fuerza y poder. Hay millones de raíces que se han extendido por la tierra, profundizando para que el árbol esté de pie con todo su poder. El árbol, por supuesto, lucha, no quiere claudicar, no quiere rendirse... pero cae durante la tormenta, muere, ya no está vivo y toda la fuerza que tenía se ha ido. La tormenta ha sido demasiado, la tormenta siempre es demasiado, porque viene de la totalidad y el árbol sólo es individual.

También hay plantas pequeñas y hierba corriente; cuando llega la tormenta la hierba cede, por eso la tormenta no puede hacerle daño. Como mucho la limpiará bien, nada más; arrastrará toda la tierra que se haya ido acumulando sobre la hierba. La tormenta le da una buena ducha, y cuando se acaba, las pequeñas plantas y las hierbas están de nuevo bailando felices. La hierba casi no tiene raíces, hasta un niño la puede arrancar, pero ha vencido a la tormenta. ¿Qué ha ocurrido?

La hierba ha seguido el camino del Tao, el camino de Lao Tzu, y el árbol ha seguido el camino de Charles Darwin El gran árbol era muy racional: intentó resistirse, intentó demostrar su fuerza. Si intentas demostrar tu fuerza, serás derrotado. Todos los Hitlers, Napoleones y Alejandros son árboles grandes, fuertes. Serán derrotados. Los Lao Tzus son pequeñas plantas: nadie las puede derrotar porque siempre están dispuestas a ceder. ¿Cómo vas a derrotar a alguien si está dispuesto a ceder, si dice: «Ya me has derrotado», si dice: «Señor, disfrute de su victoria, no hace falta que se moleste, ya me ha vencido»? Incluso un Alejandro se sentiría inútil delante de un Lao Tzu no podría hacer nada.

La palabra «coraje» es muy interesante. La palabra coraje proviene de la raíz cor que quiere decir corazón, por tanto, ser valiente significa vivir con corazón. Los cobardes y sólo los cobardes viven con la cabeza; están atemorizados, se rodean de la seguridad de la razón. Atemorizados, cierran todas las ventanas y las puertas y se esconden detrás.

El camino del corazón es el camino del coraje. Es vivir en la inseguridad, es vivir con amor, con confianza; es adentrarse en lo desconocido. Es renunciar al pasado y permitir el futuro. Coraje es adentrarse por caminos peligrosos. La vida es peligrosa, y sólo los, cobardes pueden evitar el peligro, pero entonces, ya estarán muertos. La persona que está viva, realmente viva, vital, siempre se aventurará a lo desconocido. Allí encontrará peligros, pero se arriesgará. El corazón siempre está dispuesto a arriesgarse, al corazón le gusta apostar. La cabeza es un hombre de negocios. La cabeza siempre hace cálculos, es astuta. El corazón no es calculador.

¿Qué es tu mente? Es todo lo que has conocido. Es el pasado, lo que ha muerto, lo que se ha ido. La mente no es más que pasado acumulado, memoria. El corazón es futuro; el corazón es esperanza, el corazón siempre está en algún lugar del futuro. La cabeza piensa en el pasado, el corazón sueña con el futuro.

El futuro está por venir. El futuro todavía no existe. El futuro todavía tiene una posibilidad, llegará, ya está llegando. En cada momento, el futuro se convierte en presente y el presente se convierte en pasado. El pasado no tiene ninguna oportunidad, ya ha sido utilizado. Ya te has alejado de él, se ha extinguido, está muerto, es como una tumba. El futuro es como una semilla; está por venir, siempre está por venir, siempre llega y se encuentra con el presente. Siempre estás cambiando. El presente no es más que un cambio hacia el futuro. Es el paso que ya has dado; es ir hacia el futuro.

Sólo responde ante tu corazón y ante nadie más. Tú sólo debes responder ante tu persona. No vayas contra ti mismo, porque hacerlo es cometer un suicidio, es destruirte. Y, ¿qué puedes ganar? Aunque la gente te respete y piensen que eres una persona muy seria, respetable y honrada, eso no va a enriquecerte. Estas cosas no te van a proporcionar una mayor comprensión de la vida y de su enorme belleza.

¿Cuántos millones de personas han vivido sobre la Tierra antes que tú? Ni siquiera sabes sus nombres; no te afecta en absoluto si han vivido o no. Ha habido santos y ha habido pecadores, ha habido gente muy respetable y ha habido toda clase de excéntricos y locos, pero todos ellos han desaparecido, no ha quedado ni rastro de ellos sobre la Tierra.

Sólo deberías preocuparte de cuidar y proteger las cualidades que podrás llevarte contigo cuando la muerte aniquile tu cuerpo y tu mente, porque estas cualidades serán tu única compañía. Son los únicos valores verdaderos, y sólo las personas que lo consiguen están vivas; el resto finge estar vivo.

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