sábado, 28 de diciembre de 2013

LA FALTA DE NATURALIDAD

Para mí, Diógenes es uno de los seres humanos más amados.

Respecto al mundo, él es uno de esos seres destinados a ser condenados por su comportamiento, por sus ideas. Y Diógenes en particular, porque es muy especial.

Su forma de actuar habría sido comprendida en el extremo Oriente, en Japón; habría sido un gran maestro Zen. En Grecia simplemente fue condenado. No estaba en el lugar adecuado. En primer lugar, estaba desnudo; y por una cierta razón: venimos al mundo desnudos, todos los animales están desnudos, ¿por qué debería el ser humano ocultar su cuerpo salvaje detrás de la ropa?

Su peculiar intuición le decía que no es el clima, el frío o el calor, lo que ha hecho que el ser humano utilice la ropa; cómo todos los animales pueden vivir sin ropa, esa no es la razón. Y tu cara está desnuda, pero se vuelve inmune. Así es como vive todo el reino animal. Los pajarillos son más poderosos que tú: son inmunes al calor y al frío. No necesitan ropa. ¿Por qué la necesita el ser humano? No para proteger su cuerpo, sino para ocultarlo, porque él es el único animal que no ha sido natural, y su cuerpo se ha hecho feo. Diógenes tuvo una intuición muy peculiar.

Estoy de acuerdo con él, la ropa te ayuda enormemente a ocultar tu cuerpo. El ser humano ha perdido su belleza natural, su agilidad, y por eso tuvo que descubrir la ropa. Es muy extraño: si ponen delante de ti tu cuerpo desnudo, o si ponen delante de ti una fotografía de tu cuerpo desnudo, no podrás reconocerlo. La gente sólo es reconocible por su cara; el resto del cuerpo se ignora. Y gracias a la ropa puedes crear una ilusión de belleza. Puedes ocultar las partes feas y exponer las partes hermosas; puedes resaltar las partes hermosas.

A Diógenes le disgustaba todo este planteamiento. Eso es exhibicionismo, y no lo que Sigmund Freud llamaba exhibicionismo. Yo estoy de acuerdo con Diógenes y no con Sigmund Freud.

Sigmund Freud llama exhibicionista al hombre que trata de enseñar su cuerpo desnudo a alguien. Diógenes llama exhibicionistas a todos los que han sido obligados por lo que llaman civilización a llevar ropa. Éste es el principio del engaño, de la hipocresía Siento que algún día el hombre volverá a estar desnudo y sólo entonces volverá a recuperar su salud, por la simple razón de que entonces tendrá que estar sano, si no es así sentirá vergüenza. Entonces tendrá que hacer ejercicio, entonces tendrá que ir al gimnasio y mantener su cuerpo y su belleza, porque entonces su identidad no residirá únicamente en su cara; su identidad residirá en todo el cuerpo. Y no se sentirá avergonzado; es su cuerpo y la naturaleza se lo ha dado. Se sentirá orgulloso de él.

Diógenes era un hombre muy hermoso, como Mahavira -ambos vivieron desnudos- tan proporcionados, tan bellos. En India, el desnudo de Mahavira se convirtió en algo espiritual; en Grecia Diógenes se convirtió en un loco. Solía llevar consigo una lámpara y cuando se encontraba con alguien -aunque fuera a plena luz del día- levantaba la lámpara y le miraba. Y la gente le preguntaba: «¿Qué estás haciendo?, estamos a plena luz del día, el sol brilla; ¿por qué llevas una lámpara? ¿Y por qué miras a la cara de la gente?».

Él solía decir: «Estoy buscando un hombre real, auténtico.»

Mi búsqueda, en cierto sentido, es similar: yo también estoy bus¬cando al hombre auténtico, al hombre real. Pero al hombre real, auténtico no se le puede buscar con una lámpara.

La lámpara de Diógenes sólo es un símbolo. Simplemente significa que está enfocando todo su ser encendido en la persona, como los rayos X, para ver que si queda algo de ella o si todo es hipocresía. El día que murió tenía la lámpara consigo, en su mano. Un hombre, en broma, le preguntó: «Ahora te estás muriendo. Pero antes de morir, por favor, respóndeme a una pregunta. Durante toda tu vida has esta¬do buscando con tu lámpara al hombre real, al hombre auténtico. ¿Lo has encontrado o no?».

Diógenes era verdaderamente un hombre muy bello. Se rió y dijo: «No lo he encontrado, pero agradezco a toda la humanidad que no me hayan robado la lámpara, porque me he encontrado con todo tipo de ladrones. No me he podido cruzar con ningún hombre auténtico, pero me basta con que me hayan dejado la lámpara; cuando miraba a esta gente veía que eran criminales, asesinos, ladrones, y me preocupaba la lámpara, que es lo único que tengo. Por eso puedo decir una cosa antes de morir -una cosa buena respecto a la humanidad- y es que no me robaron la lámpara.»

Podía reírse y hacer chistes incluso en el momento de la muerte. En Grecia no fue comprendido en absoluto. Pertenece a la categoría de personas como Bodhidharma, Chuang Tzu, Hotei. Esa era su categoría, pero estaba con la gente equivocada. Aristóteles había definido al hombre -Diógenes era contemporáneo de Aristóteles- como un «animal de dos piernas sin plumas.» Eso muestra la profundidad de la lógica y la penetración intelectual de Aristóteles. Cuando Diógenes lo oyó, cogió un animal de dos piernas, le quitó las plumas y se lo regaló, diciéndole: «Éste es tu hombre: un animal de dos piernas sin plumas.»

Aristóteles se enfadó mucho: «¡Esto no es un chiste y Diógenes nunca se toma nada en serio!» Pero yo os digo que era muy serio. Le estaba diciendo a Aristóteles: «Ésta no es forma de definir al hombre: con dos piernas y sin plumas. Estás degradando a los hombres al nivel de los animales; sólo son una variedad diferente, que no tiene plumas. Esa es toda la diferencia: Hay muchos animales con dos piernas.»

Diógenes no estaba de broma; iba en serio. Y también era serio en su búsqueda de un hombre auténtico. No se trata de definirlo; es una cuestión de encontrarlo. Sólo puedes definirlo después de haberlo encontrado.

El hombre que existe no es auténtico.

Sí, mi trabajo en cierta forma es muy similar: yo también estoy buscando al hombre auténtico, destruyendo todo lo que no es auténtico en ti, a riesgo de ser condenado en todo el mundo. Pero no llevo una lámpara en la mano porque se que eso sólo era un gesto.

Estoy trabajando realmente con cada individuo que ha entrado en contacto conmigo para ayudarle a dejar todos sus condicionamientos innecesarios y entrar en comunión con la naturaleza.

Para ser natural serás auténtico.
Para ser natural serás humano.
Y para ser natural serás un ser lleno de alegrías.

Es tu falta de naturalidad lo que está creando todas tus miserias, y de la misma forma que el dinero llama al dinero, la miseria llama a más miseria. Tengas lo que tengas, atrae a lo de su clase. Si tienes un poco de alegría, atraerás mucha alegría; si tienes un poco de silencio, entonces atraerás silencio incluso de las estrellas lejanas, entonces incluso en medio de la multitud, en el mercado, estarás atrayendo el silencio.

Depende de lo que tengas dentro de ti; eso crea una gravitación que atrae lo que es de su misma clase. Bastará con un poco de experiencia y ya no habrá necesidad de empujarte; irás en esa dirección por ti mismo.

Todo mi esfuerzo sólo es para daros un pequeño vislumbre, sólo abrir una ventana que te permita ver el cielo con todos los colores del crepúsculo.

Se que saldrás del agujero para ver la totalidad del cielo, para ver los pájaros regresar a casa, para ver los árboles echarse a dormir, prepararse la cama...Pero ahora mismo sólo tienes miseria, y esa miseria atrae más miseria.

Mi trabajo es crear de alguna forma una grieta en tu miserable existencia... una pequeña ventana.

sábado, 21 de diciembre de 2013

ABANDONARSE

El abandono, del que habla mucha gente no es el mismo del que hablo yo; el tuyo simple¬mente es una actitud derrotista. Básicamente quieres luchar, pero hay situaciones en las que no puedes luchar, o quizá hayas llegado al final de tu energía de lucha. Entonces, para encubrir tu derrota, comienzas a abandonarte. Tu abandonarte no es verdad, es falso.

El verdadero abandonarse no va en contra de la lucha. El verdadero abandonarse es una ausencia de lucha.

Y no puedes mezclar el verdadero abandono con las actitudes de lucha, por la simple razón de que la presencia del abandono implica una ausencia de la actitud de lucha. ¿Cómo puedes mezclar algo que está presente con algo que está ausente? De la misma forma que no puedes mezclar la luz y la oscuridad, aunque seas un gran artista, no puedes mezclar la luz y la oscuridad por la simple razón de que la oscuridad sólo es la ausencia de luz. No puedes ponerlas juntas; sólo una de ellas puede estar presente.

Así, lo primero que hay que recordar es que la actitud básica de todo ser humano es la lucha. Por eso no piensas en ella como si fuera un problema personal. Te ayudará mucho comprender que es un problema humano. Entonces puedes mantenerte descomplicado y verla, observarla, comprenderla.

La lucha es la actitud básica porque alimenta el ego. Cuanto más luchas, más fuerte se hace tu ego. Si sales victorioso, el ego tiene una gran alegría. El ego se revitaliza con tus victorias. Pero por otro lado, a medida que el ego se fortalece, tu ser retrocede cada vez más.

A medida que el ego se fortalece, te vas perdiendo a ti mismo. Puede que estés luchando y que consigas la victoria sin saber que no es una ganancia sino una pérdida. A cada niño se le enseña a luchar de diversas formas. Competir es una lucha, ser el primero de la clase es una lucha, ganar un trofeo deportivo es una lucha. Son preparativos que haces para tu vida. Después viene la lucha en las elecciones, la lucha por el dinero, la lucha por el prestigio. Toda la sociedad está basada en la lucha, en la competición, en el forcejeo, en poner a cada individuo en contra de la totalidad.

Por eso estás en la misma situación que casi todo el mundo. Y después me escuchas hablar de abandono.

Abandono significa no competición, no forcejeo, no lucha...; simplemente relajarse en la existencia, lleve donde lleve. No intentar controlar el futuro, no intentar controlar las consecuencias, sino permitir que ocurran..., sin pensar en ellas siquiera. El abandono ocurre en el presente; las consecuencias vendrán mañana. Y abandonarse es una experiencia tan deliciosa, una relajación total, una profunda sincronicidad con la existencia.

El abandono no ha sido enseñado a la gente porque iría en contra de toda la estructura social, que está basada en la competición y en una lucha en la que todo el mundo es tu enemigo. Incluso tu amigo es un enemigo, incluso tu esposa es un enemigo, incluso tus hijos son tus enemigos, porque todo el mundo está tratando de arrebatarte todo lo que puede.

Y tú estás tratando de hacer lo mismo. Se podría decir que el mundo de la miseria se crea porque todo el mundo está intentando arrebatar cosas de todos los demás. No es una existencia pacífica, silenciosa, amorosa; todavía somos bárbaros y animales.

El abandono es un planteamiento totalmente diferente. Su primer paso es abandonar el ego, recordar que no estás separado de la existencia: ¿Con quién estás luchando? No estás separado de la gente: ¿Con quién estás luchando? Contigo mismo..., y esa es la raíz de la miseria. Luches con quien luches, estás luchando contigo mismo, porque no hay nadie más.

Abandonarse es comprender profundamente el fenómeno de que somos parte de la existencia una. No podemos permitirnos tener egos separados; somos uno con todo. Y el todo es vasto, inmenso. Tu comprensión te ayudará a ir con la totalidad, vaya donde vaya. No tienes un objetivo aparte de la totalidad, y la totalidad no tiene objetivos. No va a ninguna parte. Simplemente está aquí.

Comprender el abandono te ayuda a estar simplemente aquí, sin objetivos, sin la intención de lograr nada, sin ningún conflicto, forcejeo, ni lucha, sabiendo que sería luchar contigo mismo; y eso sería simplemente estúpido.

Abandonarse es una comprensión profunda.
No es un acto que tengas que hacer.

Cada acto es parte del mundo de la lucha. Cualquier cosa que tengas que hacer va a ser una lucha. Abandonarse es simplemente comprender.

Y después, una relajación silenciosa- fluyendo con el río, despreocupado de a dónde vaya, despreocupado de que puedas perderte..., sin ansiedad, sin angustia, porque no estás separado de la totalidad; por eso, cualquier cosa que pase, va a ser buena.

Al comprender esto descubrirás que no hay mezcla posible: la comprensión no puede mezclarse con la ignorancia; la percepción de la existencia no puede mezclarse con la ceguera; la consciencia no puede mezclarse con la inconsciencia.

Y el abandono no puede mezclarse con los distintos tipos de lucha; es una imposibilidad.

Simplemente deja que penetre dentro de tu corazón, y descubrirás una nueva dimensión de apertura, en la que cada momento es una ale¬gría, en la que cada momento es la eternidad misma.

sábado, 14 de diciembre de 2013

LOS OBJETIVOS EN LA VIDA

La búsqueda de objetivos forma parte del proceso racional. El futuro existe debido a la razón. Es por eso que para las animales no existe el futuro ni objetivo alguno. Viven, pero no tienen objetivo. La razón crea ideales, crea objetivos, crea el futuro. El verdadero problema no consiste en determinar cuál es el objetivo correcto. El problema consiste en decidir si tenemos objetivos o si no los tenemos.

La nueva generación se pregunta si tener o no tener objetivos. Apenas determinas un objetivo, comienzas a apartarte de la vida. Comienzas a amoldar la vida de acuerdo a tus objetivos. El presente pierde importancia. Debe ser moldeado, adaptado al futuro.

Una mente orientada a objetivos es racional, y una mente orientada a la vida es irracional. Así que no se trata de cómo determinar el objetivo correcto. Más bien, se trata de cómo hacer para que la razón no sea el único fenómeno que la mente produzca.

La razón debe tener objetivos; no puede existir sin ellos. Pero esto no debe transformarse en una dictadura; no debe ser la única rama que crezca. La razón debe existir, es una necesidad; pero en la mente humana existe una zona vacía que no puede tener objetivos, que puede existir tal como los animales, tal como los niños. Sólo puede existir aquí y ahora. Esta parte vacía, esta parte irracional, vivencia los dominios más profundos de la vida, del amor, del arte. No necesita proyectarse al futuro, de modo que puede entrar profundamente en el aquí y ahora. La razón debe ser desarrollada; pero paralelamente, también esta parte debe serlo.

Ha habido científicos de personalidad muy profundamente religiosa. Esto puede ocurrir de dos formas. O bien puede deberse a una profunda armonía, o puede ocurrir por medio del cierre de una puerta y la apertura de otra, sin armonía alguna. Puedo ser un científico, para luego abandonar mi mundo científico y acudir a la iglesia a orar. No será el científico quien rece. No se trata realmente de una armonía; es una profunda bifurcación. No hay diálogo interno entre el científico y el venerador. El científico no se ha asomado siquiera a la iglesia.

Cuando este hombre regresa a su laboratorio, el venerador no estará allí. Existe una separación profunda entre los dos; no se superponen. En una persona así encontrarán una dicotomía, y no la armonía. Dirá cosas de las que después se arrepentirá. Como científico, postulará cosas que se irán en contra de su mente de venerador.

De este modo, muchos científicos han llevado una vida esquizofrénica. Parte de ellos es una cosa y otra parte es otra cosa. No es a esto a lo que me refiero cuando hablo de armonía. Con "armonía", me refiero a que te es posible pasar de un ámbito a otro sin cerrarte jamás a ninguno. De esta forma, el científico va a orar y el creyente va al laboratorio. No hay escisión, no hay brecha.

De lo contrario, te transformarás en dos personas. Habitualmente somos muchas personas; tenemos personalidades múltiples. Nos identificamos con una de ellas; luego, modificamos los engranajes y nos transformamos en otra persona. El cambio de engranaje no es la armonía. Produce una tensión muy profunda en tu ser. No puedes estar a tus anchas con tantas identidades. Una conciencia entera, completa, capaz de movilizarse al polo opuesto, sólo es posible cuando concebimos un ser humano intrínsecamente unificado: cuando no hay negación de los opuestos.

La duda forma parte del trabajo de un científico. La fe también es parte de él. Son dos aspectos que se centran en dimensiones diferentes de la misma cosa. Así entonces, un científico puede orar en su laboratorio; no hay nada malo en ello. La duda forma parte de su trabajo, es un instrumento de su trabajo; y lo mismo ocurre con la fe. No hay una dicotomía intrínseca. Cuando podemos movilizarnos suave y fácilmente de un polo al otro, ni siquiera sentimos este movimiento. Te mueves, pero no sientes el movimiento. Sólo lo sientes cuando se te presenta algún obstáculo. No sentirás movimiento alguno cuando exista una profunda armonía.

Jesús era un hombre irracional, pero San Pablo poseía una mente muy científica, muy racional. El cristianismo le pertenece a San Pablo, no a Jesús. Con un hombre tan anárquico no existe posibilidad alguna de crear una organización tan amplia. Es imposible.

Ha habido conflicto entre la ciencia y la Iglesia. Ambas son racionales. Ambas intentaron racionalizar los fenómenos religiosos. La Iglesia iba necesariamente a perder la batalla, pues los fenómenos religiosos son, en sí, irracionales. La razón falla en lo que atañe a la religión. Es por eso que la Iglesia debía ser derrotada y la ciencia debía salir victoriosa.

En Oriente no ha habido lucha entre ciencia y religión, porque la religión nunca ha reclamado nada que perteneciera al ámbito racional. Las dos no pertenecen a la misma categoría, de modo que no hay lucha entre ellas.

sábado, 7 de diciembre de 2013

UN NUEVO ESTILO DE EXISTENCIA

Son tantas las enfermedades que se circunscriben solamente al hombre. No aparecen en los animales. Los animales son más sanos. Menos enfermos, menos feos. No hay motivo para que el hombre no pueda ser más vital, más hermoso, más sano. El entrenamiento que hemos experimentado durante diez mil años, este prolongado entrenamiento de la mente, puede ser la causa de ello. Pero si tú mismo formas parte del mismo patrón, no logras concebir esta idea.

Muchas enfermedades físicas se deben a una mente lisiada. ¡Y estamos lisiando la mente de todo el mundo! Los primeros siete años de la vida de un niño son los más importantes. Si le produces daño a la mente, será difícil remediarlo. Pero seguimos produciendo daño, sin remordimiento alguno. Mientras más profundamente penetra la sicología en las raíces de la mente, más aparecen los padres y profesores como unos criminales, pero inconscientes. También sufrieron debido a la generación anterior. Tan sólo están pasando el relevo de la enfermedad.

Sin embargo, ahora se ha abierto una nueva posibilidad. Por primera vez, especialmente en Occidente, el hombre se ha liberado de sus necesidades primarias. Ahora podemos experimentar con nuevas posibilidades para la mente. Era imposible hacer esto en el pasado, pues las necesidades del cuerpo eran una carga tan pesada, tan insatisfecha. Pero ahora esa posibilidad ha aparecido. Vivimos en el umbral de una profunda revolución, una revolución de magnitud tal como nunca ha conocido la historia humana. Ahora es posible una revolución de conciencia, con mayor destreza para conocer y comprender, podemos cambiar. Se necesitará mucho tiempo, pero la posibilidad se encuentra abierta para nosotros. Si nos atrevemos, si tenemos valor, podemos transformarla en una realidad.

La humanidad entera se encuentra en peligro. O bien volvemos al pasado o avanzamos hacia un nuevo futuro. No se trata de una tercera guerra mundial, no se trata de comunismo o capitalismo. Estos problemas ya están añejos. Se acerca una nueva crisis. Tendremos que decidimos por buscar una nueva conciencia -y por tanto, decidimos a trabajar por ello- o bien, volver atrás, regresar a los viejos moldes.

Volver atrás es también posible. Cada vez que aparece una crisis, la primera reacción de la mente es la regresión. Cada vez que te enfrentas a algo a lo cual no puedes enfrentarte, vuelves atrás.

Lo malo es que si intentamos crear un nuevo ser humano, nos veremos enfrentados a una situación totalmente nueva para nosotros, y es posible que reaccionemos con una regresión. Incluso existen profetas que predican en pro de la regresión. Desean que vuelva el pasado: "En el pasado hubo una era dorada. ¡Vuelvan a ella!" Pero para mí eso es suicida. Debemos avanzar hacia el futuro, por muy azaroso y difícil que se nos presente.

La vida debe avanzar hacia el futuro. Debemos hallar un nuevo estilo de existencia. Confío en que es posible que esto ocurra. Y Occidente debe ser la base para que esto ocurra, pues el Oriente no es más que el Occidente de hace trescientos años. El Oriente sufre serios problemas de sustento y supervivencia, pero el Occidente se halla libre de todo esto.

Cuando vienen a mí personas jóvenes del Occidente, estoy siempre consciente de que pueden progresar o regresar. Y en cierto modo han estado regresando, actuando como niños, como seres primitivos. Eso no es bueno. Su rebelión es buena, pero deben actuar como un nuevo tipo de hombre, no como salvajes. Deben crear en su interior las posibilidades para una nueva conciencia.

En lugar de eso, han estado drogándose. La mente primitiva siempre se ha fascinado con las drogas, ha sido hipnotizada por ellas. Si aquellos que se alejan de la sociedad occidental comienzan a actuar como seres primitivos, no estaremos presenciando una rebelión, sino una reacción y una regresión. Deben actuar como una nueva humanidad. Deben avanzar hacia una nueva conciencia; total, global y aceptadora de todas las potencialidades contradictorias que hay en un ser humano.

La diferencia que existe entre los animales y el hombre es que los primeros tienen potencialidades definidas, mientras que el hombre tiene posibilidades infinitas. Pero sólo se trata de posibilidades. El hombre puede desarrollarse, pero este desarrollo debe ser apoyado. Debemos abrir centros a través del mundo, en donde esto pueda ocurrir.

La mente debe ser entrenada en forma lógica y racional, pero también debe serlo simultáneamente en la meditación irracional, no-racional. La razón debe ser ejercitada y al mismo tiempo las emociones. La razón no debe ser entrenada a costa de las emociones. La duda debe estar presente, pero también la fe.

Es fácil tener fe sin dudar en ningún momento; y también es fácil dudar sin asomo de fe. Pero estas fórmulas son elementales, simples para estos tiempos. Ahora debemos crear una sana duda, una duda persistente, una mente escéptica que exista a la par con la mente crédula. Y el ser interno debe poder moverse de una a otra; de la duda a la fe y viceversa. Con la investigación objetiva, uno debe ser receloso, escéptico, cauto. Pero existe otra dimensión, paralela a ésta, en que la clave está dada por la fe, no por la duda. Las dos son necesarias.

El problema consiste en cómo crear simultáneamente las polaridades opuestas. Es esto lo que me interesa. Seguiré estimulando la duda y seguiré estimulando la fe. Yo no veo contradicción intrínseca en ello, porque para mí es el movimiento lo importante, el movimiento de un polo a otro.

Mientras más adheridos estamos a uno de los polos, más difíciles se ponen las cosas. Por ejemplo, en Occidente han cultivado la actividad. Sin embargo no pueden dormir bien. Cuando te vas a dormir, la mente no logra cambiar de la actividad a la inactividad. Te das vueltas una y otra vez en la cama; la mente sigue activa. Debes tomar un tranquilizante para dormir. Sin embargo, un sueño forzado no puede proporcionarte mucho descansó; es sólo superficial. En lo profundo, la agitación continúa. El sueño se transforma en pesadilla.

En Oriente ha ocurrido lo contrario. El Oriente puede dormir bien, pero no puede activarse. Aún en la mañana la mente oriental se encuentra soñolienta, letárgica. Durante siglos han dormido bien sin hacer nada más, mientras que ustedes han hecho mucho, pero al costo de crear inquietud, una verdadera enfermedad. Y, debido a esta inquietud, todo lo que han hecho resulta inútil. ¡Ni siquiera pueden dormir!

Es por eso que yo me empeño en entrenar la mente para la actividad, para la inactividad y, lo más importante, para el movimiento, de modo que puedas cambiar de una a otra. Es posible entrenar a la mente para movilizarse entre estos dos polos. En un instante puedo pasar de cualquier actividad a la inactividad. Puedo hablar contigo durante horas y en un instante puedo entrar en un profundo silencio interno en el que no hable. Y, a menos que esta posibilidad se produzca en ti tu crecimiento se verá dificultado.

El futuro deberá permitir que exista una profunda armonía entre las polaridades internas. A menos que se produzca este movimiento entre los opuestos, la búsqueda humana habrá finalizado.

sábado, 30 de noviembre de 2013

LA MENTE CONDICIONADA

La mente humana ha sido condicionada durante siglos para obedecer.

Yo quiero una sociedad en la que dejemos atrás todo lo que no puede ser explicado. Sólo entonces se podrá abandonar la obediencia mal utilizada.

Yo no he prescindido de Dios sin una causa; todo esto es una totalidad conectada. Si no se prescinde de Dios, la obediencia permanece incorporada a la religión y entonces la religión nunca puede convertirse en un planteamiento científico para acceder a tu interior.

Por eso no debería darse ninguna orden que no se comprenda. Estas cosas deberían apartarse de la mente humana. Pero entonces, ¿qué queda de la religión? Dios desaparece, el cielo y el infierno desaparecen.

Mahavira creía en tres infiernos, porque la gente comete pecados de distintas categorías. Naturalmente, ponerlos a todos en el mismo infierno y castigarlos de la misma forma es ilógico. Él era un hombre lógico, muy matemático. Te sorprenderá saber que hace veinticinco siglos expuso toda la teoría de la relatividad que Einstein ha descubierto este siglo.

Por supuesto que no con tanto detalle, porque no tenía forma de experimentar; sólo era su visión...

Entonces él tiene tres infiernos. La cristiandad sólo tiene uno, el islam sólo tiene uno, el judaísmo sólo tiene uno; ¿por qué insiste Mahavira en que hay tres? Porque puede ver que no está justificado poner a todo el mundo en el mismo infierno: alguien ha cometido un pequeño pecado, simplemente ha robado un poco de dinero de otra persona y otra persona ha matado a mucha gente, ha asesinado, ha violado. No es lógico darles el mismo castigo. Por eso tiene tres categorías.

En la primera están los pecadores menores: la gente que ha estado fumando, bebiendo té y café, comiendo helados, etc. Como no han hecho grandes pecados, el primer infierno será para ellos, para torturarlos sólo un poco. Con no darles sus helados será suficiente; ¡arrojarles al fuego del infierno parece demasiado!

En el segundo estarán los que tienen pecados graves. Y en el tercero los que más han pecado, los grandes pecadores.

Pero no es tan fácil dividir a los pecadores en tres categorías. Buda tiene siete infiernos, porque ve que aún con tres no puedes ser justo: hay tantos tipos de gente y tantos tipos de pecado que hace falta un rango un poco más amplio para ser justo. Tiene siete infiernos. Pero nadie tiene una explicación; nadie puede probar su existencia. Sólo se trata de una hipótesis. Hubo un hombre, Sanjay Belattiputa, contemporáneo de Buda y de Mahavira, que también fue un gran profesor. Según él hay setecientos infiernos porque dice: «Esta gente no entiende la complejidad.» Y creo que tiene razón.

Si entramos en la complejidad del tema, incluso setecientos infiernos pueden no ser suficientes. Quizá tengas que encontrar un infierno para cada uno, para cada pecador, porque no puedes juntar a dos pecadores: sería injusto para uno, o para el otro. No existe un criterio, no hay una balanza que pueda decidir cuánto has pecado, cuantos kilos de pecado tienes.

Todo es hipotético. Y, ¿a quién escuchar? Los tres son grandes profesores, grandes maestros. Pero lo que están diciendo, aunque parezca razonable, sigue siendo hipotético. Puede venir alguien que hable de siete mil infiernos y no podrás probar, ni refutar lo que dice.

Una vez que empiezas a pedir explicaciones de todo, tus religiones empiezan a marchitarse. Descubrirás que tus ideologías políticas están basadas en tonterías.

Cada individuo es único; no tiene sentido compararlos.

Todo aquello que llena tu mente, si lo tomas elemento a elemento e intentas averiguar y descubrir las pruebas, las evidencias, las explicaciones, te quedarás sorprendido: estás llevando una carga innecesaria.

Sí, hay cosas que no pueden ser explicadas pero siguen siendo verdad. Pero tampoco pueden ser impuestas; tienen que ser aprendidas en un ambiente de profundidad y amor.

Por ejemplo, yo no puedo decirte que creas en la reencarnación, aunque sé que es una verdad. Pero como no puedo probarlo, no puedo pedirte que lo creas. Sólo puedo pedirte que explores, que profundices en tu meditación, que profundices en tu ser, así podrás llegar a cuando naciste; y que profundices todavía un poco más, para que puedas sentir que estás: en el vientre de tu madre.

Has estado en el vientre de tu madre y llevas contigo ese recuerdo. Ve aún más atrás y podrás ver el momento en el que fuiste concebido, el momento en que tu padre y tu madre crearon la oportunidad de que tu alma entrara en un cuerpo. Si vas un poco más atrás podrás verte morir; es el fin de tu vida anterior. Puedes volver atrás unas cuantas vidas, pero será una experiencia estrictamente tuya; no puedes explicársela a nadie más y no puedes insistir en que los demás crean en ella. Puede que estés alucinando, puede ser una ilusión, puede ser un sueño. No lo es, porque los sueños tienen otra definición diferente.

No puedes repetir un sueño. ¿Lo habías pensado? Tienes un sueño y mañana quieres repetirlo, ¿puedes hacerlo?

Es algo que está más allá de ti. Puede que venga en algún momento, pero no puedes repetirlo a voluntad.

Pero sí puedes repetir el hecho de volver a tu vida pasada; está en tu mano, no es un sueño.

Una alucinación requiere inconsciencia, un estado en el que estás drogado. En la meditación no eres inconsciente, eres consciente, más consciente que nunca; por eso tu experiencia de las vidas pasadas no puede ser una alucinación. Pero éstas son experiencias internas y siguen siendo individuales.

Hay cosas que no pueden ser explicadas; están allí, pero no hay que creer en ellas porque así se ordena. Y se ha ordenado creer en ellas: para ser hindú tienes que creer en la reencarnación. Pero la persona que cree en la reencarnación no sabe nada de ella. Y todas las creencias nublan la inteligencia.

La historia tiene por objeto indicar algo sobre esas creencias humanas que sólo pueden ser impuestas, que sólo pueden ser obedecidas, que no pueden ser explicadas. Y si la nueva generación quiere librarse de ellas, lo único que puede hacer es desobedecer en todo lo que no le convence.

sábado, 23 de noviembre de 2013

LA VIRTUD DE COMPRENDER

En la vida real hay cosas, en concreto, por ejemplo, Dios, o el alma, o el paraíso, el templo, la adoración, la oración a un Dios desconocido... que no hay forma de explicar. El padre de familia no puede explicar a Dios; él mismo no sabe. Le han dicho alguna cosa, lo ha aceptado y se lo ha creído. Ahora llega el momento de contárselo al hijo; ¿cómo podría explicarlo?

Toda tu sociedad y la mente de tu sociedad están basadas en cosas que sólo pueden creerse, pero no pueden explicarse; de ahí la necesidad de la obediencia; de ahí la ira de tus mayores cuando desobedeces.

Para mí también fue un problema durante la infancia. Toda mi familia iba al templo y yo me resistía. Estaba dispuesto a ir, siempre que pudieran explicarme de qué iba todo aquello. No tenían otra explicación excepto que: «Siempre se ha hecho así, y es bueno seguir a tus mayores, seguir a las generaciones que te precedieron, seguir el antiguo legado..., es bueno.» Esto no es una explicación.

Yo les dije: «No os estoy preguntando si es bueno o malo; estoy preguntando qué es. No veo a ningún dios, sólo veo una estatua de piedra. Y sabéis perfectamente que es una estatura de piedra; lo sabéis mejor que yo, porque la habéis comprado en el mercado. ¿Así es que a Dios se le vende en el mercado? La habéis instalado con vuestras propias manos en el templo; ¿en qué momento se convirtió en Dios?, porque en el taller del escultor no se le adora. Allí la gente regatea su precio, pero ¡nadie le reza! Allí nadie piensa que sean dioses, porque hay tantas estatuas... Y puedes escogerlas según tus gustos.

«Habéis regateado su precio, habéis comprado la estatua, y yo he estado observando en todo momento, esperando ver en qué momento la estatua se convertía en Dios, en qué momento pasaba de ser un bien de consumo que se compra y se vende, a ser una divinidad a la que adorar.»

No tenían explicación. No hay explicación, porque de hecho la estatua nunca se convierte en Dios; sigue siendo una estatua. Sencillamente deja de estar en el taller y está en el templo. ¿Y qué es el templo? Otra casa. Yo les dije: «Quiero participar con vosotros en las plegarias, en la adoración; no quiero seguir quedándome fuera. Pero no puedo hacerlo en contra de mi mismo. Primero tengo que sentirme satisfecho y vosotros no me dais una respuesta que sea satisfactoria. ¿Y qué decís en vuestras plegarias?

"Danos esto", "danos lo otro"; ¿podéis ver lo cómico que es todo el proceso? Habéis comprado una estatua de piedra; la habéis instalado en vuestra casa, y ahora pedís a la estatua, que vosotros mismos habéis comprado, "danos esto", "danos lo otro"..., prosperidad para nuestra familia, salud para nuestra familia. Estáis comportándoos de una manera muy rara, muy extraña, y no puedo participar en ella.



Pensaron que con el tiempo se me pasaría. Solían llevarme al templo. Todos hacían la reverencia y yo me quedaba a un lado. Y mi padre me decía: «Por tu propio bien..., no parece normal. Parece muy extraño que te quedes a un lado mientras todo el mundo hace la reverencia con tanta religiosidad.»

Yo dije: «Yo no veo nada de religiosidad; sencillamente veo cierto tipo de ejercicio. Y si esta gente está tan interesada en el ejercicio, pueden ir a un gimnasio; eso será verdaderamente saludable.»

»Estaban pidiendo: "danos salud", "danos riquezas". Id al gimnasio y allí podéis conseguir salud y hacer ejercicio de verdad. ¡Esto no es gran cosa! Y tienes razón en que hay algo que parece muy extraño, pero no es el hecho de que yo esté aquí, sino de que todos vosotros estéis haciendo todo tipo de estúpidos rituales. Vosotros sois extraños. Puede que esté en minoría, pero yo no soy el raro.

»Y dices que debería participar por respeto a vosotros. ¿Por qué no os unís vosotros a mí por respeto a mi persona? Deberíais quedaros todos de pie en una esquina; eso demostraría que realmente queréis participar.»

Y poco a poco persuadí a mi familia de que se deshicieran del templo. Había sido construido por mi familia, pero se lo cedieron a la comunidad; dejaron de acudir a él. Yo les dije: «A menos que me lo expliquéis, vuestro abandono muestra que no os estáis comportando inteligentemente.»

Así pues la cuestión no está en la historia. La historia es una simplificación de las complicadas situaciones de la vida sobre las que nunca se dan explicaciones. El ser humano ha vivido sin explicaciones durante miles de años, ha obedecido, no ha preguntado, no ha dudado, no ha sido escéptico; ha tenido miedo de hacerlo porque todo esto son pecados; en la obediencia está la virtud.

Para mí la obediencia no es una virtud, la virtud reside en la inteligencia. Si sigues algo porque atrae tu inteligencia, entonces se vuelve virtuoso. Y si no sigues algo porque tu inteligencia no está de acuerdo, no tiene que condenarse como pecado.

sábado, 16 de noviembre de 2013

UNA NUEVA VISIÓN

No se trata de la realización de la visión, la llegada del hombre nuevo, de una nueva humanidad... eso llegará en su momento. Lo más importante es ser capaz de visualizarlo.

Todo lo grandioso que ha ocurrido en el mundo empezó siendo una idea. A veces le costó cientos de años convertirse en realidad, pero la alegría de tener una visión, una percepción del futuro, es inmensa.

La gente que está conmigo debería alegrarse de poder tener una posibilidad de ver la desaparición del viejo mundo podrido y de que un nuevo ser humano, fresco y lozano, tome su lugar.

La visión misma, como mínimo, te cambiará a ti; cambiará tu ser del pasado al futuro. En cierto sentido comenzarás a vivir el hombre nuevo que aún no ha llegado. Comenzarás a vivir el hombre nuevo en peque¬ñas cosas, y cada momento de esa vivencia será una bendición. Y a medida que te vayas familiarizando -dentro de ti mismo- con la explosión de lo nuevo y la destrucción de lo viejo, irás cambiando, irás viviendo una revolución.

Estoy interesado en ti. ¿A quién le importa lo que pueda ocurrir dentro de cien años? Está claro que pasará algo, pero no es de nuestra incumbencia.

Y cuando hablo del nuevo hombre, en realidad estoy hablando de ti, de que te hagas consciente de esta posibilidad, porque esa misma consciencia te cambiará. No estoy interesado en el futuro; simplemente me interesa el presente inmediato.

El futuro se extenderá durante toda la eternidad, pero si puedes limpiar tu mente de la basura del pasado, y si puedes ver la salida del sol a lo lejos... No me interesa el sol, me interesa tu visión, tu capacidad de ver, tu comprensión, tu esperanza de que es posible. Esa misma esperanza se convertirá en una semilla dentro de ti.

El nuevo hombre vendrá cuando tenga que venir. Pero la nueva visión puede venir ahora mismo.

Y con esa nueva visión participas sutilmente del hombre que está por venir, de la humanidad que aún está en ciernes.

Comienzas a estar en sincronía, a tener cierta relación.

Empiezan a caer tus raíces del pasa¬do y empiezas a desarrollar raíces hacia el futuro.

Pero mi interés, repito, se centra básicamente en ti. No estoy interesado en el pasado ni el futuro. Hablo del pasado para que puedas librarte de él; hablo del futuro para que puedas estar abierto a él. Pero el punto donde pongo el énfasis eres tú y tu nueva visión sobre el mundo.

sábado, 9 de noviembre de 2013

VIVIR CON PRISA

Oriente ha encontrado algo que está muy cerca de la verdad. Hay religiones nacidas en India y religiones nacidas fuera de India; todas las religiones nacidas fuera de India creen que hay una vida, es decir, setenta años o algo más. Naturalmente uno tiene prisa; tiene que tenerla; una vida tan corta y tantas cosas que hacer, tanto que explorar, que experimentar. Por eso la mente occidental está acelerada, quiere hacerlo todo cada vez más deprisa, porque su concepción de la vida es demasiado pequeña. No se le puede culpar.

Las religiones nacidas en India tienen una extensión eterna: hay una vida tras otra. No hay prisa, no hay por qué apresurarse. Pero el ser humano es tan estúpido que cuando resuelve una pregunta, surgen otras mil de ella. La idea de que hay muchas vidas era para ayudar a relajarte: no hay prisa; la eternidad es tuya, no hace falta que corras, camina como cuando sales de paseo por la mañana, tranquilo, relajado.

Esa era la idea de los que propusieron el concepto de reencarnación, pero la gente es de tal manera que en lugar de relajarse se hizo perezosa. Dijeron: «No hay prisa, ¿para qué molestarse en andar? La posibilidad de correr ni se plantea, e incluso ¿para qué salir a dar paseo matinal? La eternidad es tuya, puedes salir a pasear cuando quieras.»

Oriente se hizo pobre por esta razón, porque la tecnología no evolucionaba. La tecnología sirve para hacer las cosas más rápido, para producir cosas más rápidamente que con las manos. La gente siguió siendo pobre, y se hizo cada vez más pobre. La idea era buena, pero sus resultados no lo fueron.

Occidente tiene la idea opuesta, la de una vida breve. Creó mucha tensión y ansiedad, pero creó tecnología, desarrollo científico, riqueza, comodidad, lujos; lo creó todo. Pero el hombre interno estaba perdido, porque siempre estaba corriendo. Nunca estaba donde estaba; siempre estaba yéndose a otra parte. Y la meta en la que descansar nunca aparecía. Por eso en Occidente la gente tiene medios para ir más deprisa, y van muy rápido. Pero no les preguntes: «¿a dónde vas?». ¡No pierdas tiempo planteando esas preguntas! Todo lo que importa es ir corriendo; no importa dónde van ni por qué.

Ambas ideas han fracasado. Las religiones orientales no han sido una ayuda; las occidentales tampoco. Ambas han tratado de darte una idea, pero nunca te dieron una intuición de tu propio ser.

Ahí es donde difiero.

Si entiendes lo que significa que la hierba crezca por sí misma..., un Universo tan vasto que funciona tan silenciosamente, tan pacíficamente; millones de sistemas solares, millones de estrellas moviéndose cada día, de eternidad en eternidad...

Simplemente intenta comprender que somos muy pequeños en comparación con este inmenso Universo; lo que hagamos o dejemos de hacer no supone ninguna diferencia para la existencia. No debemos tomárnoslo en serio. Antes no estaba aquí y la existencia seguía su curso; después no estaré aquí y la existencia seguirá. No debería tomarme en serio.

Ésta es una comprensión fundamental para un meditador, la de no tomarse a sí mismo en serio. Entonces la relajación viene automáticamente. Y con la relajación, lo que es natural en ti continúa y lo que no es natural cae por sí mismo.

sábado, 2 de noviembre de 2013

EL NIRVANA

Puedo ver por qué la palabra nirvana se conmueve hasta el éxtasis. Ciertamente es una de las palabras que están impolutas. Existe una razón por la que permanece impoluta. La primera razón por la que ha permanecido impoluta es su significado. A menos que hayas llegado a una profunda comprensión de ti mismo y de la existencia, la palabra nirvana te dará miedo. Es una palabra negativa. Literalmente significa «apagar la vela.»

Gautama Buda utilizó la palabra para el estado de consciencia definitivo. Podría haber elegido una palabra positiva, y en India había muchas palabras positivas para describirlo: moksha, libertad, liberación; kaivalya, soledad, absoluta soledad; brahmanubava, la experiencia última. Pero eligió una palabra extraña que nunca antes había sido utilizada en contextos espirituales: “apagar la vela”. ¿Cómo puede relacionar¬se con una experiencia espiritual?

Buda dice que lo que llamas tu yo no es más que una llama, que continúa ardiendo gracias a tus deseos. Cuando todos los deseos desaparecen, la llama también desaparece. Ya no puede existir. La llama también desaparece: desaparece en el vasto Universo, sin dejar rastro; no puedes volver a encontrarla. Está allí pero se ha apartado para siempre de cualquier identidad, de cualquier limitación.

De ahí que Buda eligiera la palabra nirvana en lugar de realización, porque realización todavía puede darte cierta superioridad egoísta: tú eres la persona realizada, tú eres el ser liberado, tú estás iluminado, tú has encontrado. Pero tú permaneces. Y Buda está diciendo que ese tú ha perdido: ¿Quién va a encontrarlo? Te dispersas, sólo eras una combinación. Ahora cada elemento vuelve a su fuente original. La identidad del individuo ya no existe. Sí, existirás como el Universo...

Por eso Buda, conociendo las tendencias humanas, evitó cualquier palabra positiva porque cada palabra positiva puede darte una sensación egoísta. Ninguna palabra negativa puede hacerlo; por eso permanece impoluta. No puedes polucionar algo que no es. Y la gente tenía mucho miedo -sentía un profundo temblor interno- al usar la palabra nirvana.

A Buda se le preguntaba miles de veces: «Tu palabra nirvana no crea un impulso en nosotros, no crea en nosotros el deseo de alcanzarlo. La verdad última, la autorrealización, la realización de Dios: todas estas palabras crean deseo, un gran deseo. Tu palabra no crea deseo.»

Y Buda repetía una y otra vez: «Esa es la belleza de la palabra. Todas las palabras que crean deseo en vosotros no os van a ayudar, porque el deseo mismo es la raíz de vuestras desgracias. Anhelar algo es lo que os causa tensión: no hay nada que desear. Por el contrario, tienes que prepararte para aceptar la disolución. En la disolución no puedes afirmar el ego, de ahí que la palabra permanezca impoluta.»

Ninguna otra palabra ha permanecido impoluta. Ello se debe a su negatividad, y sólo un gran maestro puede dar algo a la humanidad que, aunque quieras, no puedes polucionar. Veinticinco siglos..., pero no hay manera. El nirvana va a disolverte; no puedes hacerle nada.

Ciertamente es la palabra más pura. Incluso su sonido, entiendas o no entiendas su significado, te calma, te da una profunda serenidad y silencio, que ninguna otra palabra: realización de Dios, el absoluto, el último... ninguna otra palabra te da esa sensación de silencio.

En el momento en que oyes la palabra nirvana es como si se detuviera el tiempo, como si no hubiera ningún lugar donde ir.

En ese mismo momento puedes fundirte, disolverte, desaparecer, sin dejar ningún rastro atrás...

sábado, 26 de octubre de 2013

LA MUERTE NATURAL

Es una cosa muy significativa, pero tiene muchas implicaciones posibles. La más simple y obvia es que el hombre muera sin que haya una causa; simplemente se hace cada vez más viejo y pasa de la vejez a la muerte sin que medie ninguna enfermedad. La muerte es simplemente la vejez última y definitiva: todo tu cuerpo, tu mente, dejan de funcionar. Éste es el significado obvio y ordinario de la muerte natural.

Pero para mí, la muerte natural tiene un significado mucho más profundo: uno tiene que vivir una vida natural para tener una muerte natural. La muerte natural es la culminación de una vida vivida de mane¬ra natural, sin inhibición, sin represión; como viven los animales, como viven los pájaros, como viven los árboles, sin división...; una vida desapegada, permitiendo que la naturaleza fluya a través de ti sin poner obstrucción por tu parte, como si estuvieras ausente y la vida se moviera por su cuenta.

En lugar de vivir la vida, la vida te vive a ti, tú eres secundario; entonces la culminación será una muerte natural. Según mi definición, sólo una persona despierta puede morir de manera natural; en los demás casos, las muertes no son naturales porque las vidas tampoco los son.

¿Cómo puedes llegar a una muerte natural viviendo una vida no natural? La muerte reflejará la culminación última, el crescendo de toda tu vida. Es todo lo que has vivido de manera condensada. Muy poca gente ha muerto de manera natural en el mundo porque muy poca gente ha vivido de manera natural. Nuestro condicionamiento no nos permite ser naturales.

Nuestros condicionamientos, desde el principio, nos enseñan que tenemos que ser algo más que la naturaleza, ser sólo natural es ser animal; tenemos que ser sobrenaturales. Y parece muy lógico. Todas las religiones nos lo han estado enseñando -ser humano significa estar por encima de la naturaleza- y han convencido a los seres humanos durante siglos de que tenían que elevarse por encima de la naturaleza.

Nadie ha tenido éxito cuando ha intentado ponerse por encima de la naturaleza. Todo lo que han conseguido es destruir su belleza natural y espontánea, su inocencia.

El hombre no necesita trascender la naturaleza.
Yo os digo que el hombre tiene que desplegar, completar, su naturaleza, lo que no puede hacer ningún animal.
Esa es la diferencia.

Las religiones han sido astutas, han timado y engañado a la gente.

Crearon la distinción de que los animales son naturales y tú tienes que ser sobrenatural. Ningún animal puede ayunar; no puedes convencer a ningún animal de que ayunar es algo divino. El animal sólo sabe que tiene hambre, y no hay ninguna diferencia entre ayunar y tener hambre. No puedes convencer a un animal para que vaya en contra de la naturaleza.

Esto dio una oportunidad a la gente supuestamente religiosa, porque el ser humano al menos tiene la capacidad de luchar contra la naturaleza. Nunca puede salir victorioso, pero puede luchar. Y en la lucha no destruirá la naturaleza, se destruirá a sí mismo.

Así es como el hombre se ha destruido a sí mismo -con toda su alegría, todo su amor, toda su grandeza-, se ha convertido en algo que no es superior a los animales, sino inferior, se mire como se mire. Quizá no hayas pensado nunca en ello, pero ningún animal salvaje es homosexual. Ante la sola idea, todo el mundo animal se moriría de risa. ¡Simplemente es algo estúpido! Pero en el zoo, cuando no hay hembras disponibles, los animales se vuelven homosexuales por pura necesidad.

El hombre ha convertido todo el mundo en un zoo: millones y millones de personas son homosexuales, lesbianas, sodomitas y todo lo demás; todo tipo de desviaciones. ¿Y quién es responsable? La gente que te enseñó a ir más allá de la naturaleza, a lograr la divinidad sobrenatural.

En muchas esferas diferentes, las distintas religiones han intentado hacer del hombre algo por encima de la naturaleza. El resultado, sin excepción, ha sido el fracaso. Naces como un ser natural. No puedes ponerte por encima de ti mismo. Es como intentar elevarte del suelo empujando tus propias piernas hacia arriba. Puede que des un pequeño salto, pero antes o después caerás al suelo, y quizá te hagas alguna fractura. No puedes volar.

Y eso es lo que se ha hecho. La gente ha intentando elevarse por encima de la naturaleza, lo que significa elevarse por encima de sí mismos. No están separados de la naturaleza, pero esa idea les gusta mucho a sus egos: no sois animales, entonces tenéis que estar por encima de la naturaleza; no podéis comportaros como animales. La gente ha intentado que hasta los animales dejen de comportarse como animales; han intentado que estuvieran un poco por encima de la naturaleza.

Para mí, el hombre religioso no es el que está por encima de la naturaleza, sino el que es completamente natural, totalmente natural, el que ha explorado la naturaleza en todas sus dimensiones, el que no ha dejado nada sin explorar.

El hombre tiene la capacidad, la inteligencia, la libertad de explorar. Y si has explorado totalmente la naturaleza, has llegado a casa. La naturaleza es tu casa.

Y entonces la muerte es una alegría, una celebración.

sábado, 19 de octubre de 2013

LO BUENO Y LO MALO

Uno tiene que entender que todo es relativo, no definitivo. Así, lo que a uno le parece bueno, puede parecerle malo a otro. Y no hay contradicción: ambos pueden tener razón.

Que algo sea bueno depende de tus ideas preconcebidas; y lo mismo pasa con lo malo.

Por ejemplo, el Gobierno británico pensó que mi entrada en el país, aunque sea para pasar una noche, no favorece el bien público. El mismo Gobierno, sin embargo, está dispuesto a admitir que los bombarderos americanos, con sus misles, usen sus bases para destruir a un pequeño país como Libia; sin embargo, esto para el Gobierno favorece el bien público.

No hay incoherencia. Según su punto de vista, su sociedad, su cultura, su religión, su país, tienen que ser salvados a cualquier precio, porque creen que son los defensores del bien; a pesar de que el Gobierno británico ha torturado a la humanidad más que ningún otro Gobierno del mundo. Durante trescientos años ha sido el mayor terrorista posible; ha matado a millones de personas en todo el mundo para crear el mayor imperio de la historia. Este Gobierno está completamente sintonizado con la ideología imperialista americana.

Se ha visto obligado por la necesidad a dar la libertad a los países de su imperio; pero no lo ha hecho alegremente ni por voluntad propia. Esos países tuvieron que luchar durante casi un siglo, sin armas. Han sido masacrados sin ninguna consideración hacia los valores humanos.

Recuerdo. En India ocurrió un incidente que puede ser considerado como uno de los más inhumanos de la historia. En Amritsar, la ciudad sagrada de los Sikhs, hay un jardín público muy hermoso, una gran superficie que puede albergar por lo menos a un millón de personas para cualquier reunión, encuentro, discurso. El jardín siempre se ha usado para este propósito. Tiene unas paredes muy altas para que no entren los ruidos del tráfico exterior y dispone de una sola puerta, tan pequeña que sólo puede pasar una persona de vez; no caben dos personas juntas.

Estaba celebrándose una reunión silenciosa de casi un millón de personas: niños, mujeres, ancianos. La oración era: «El Gobierno británico debe cambiar de actitud y debe irse de nuestro país.» Eso no es terrorismo; simplemente estaban rezando y pidiendo un cambio de actitud. Pero el coronel Dyer, que estaba al cargo de aquella zona, se pre¬sentó con sus tropas, dirigió las ametralladoras hacia la gente, y comenzó a disparar. ¡Aquella oración era una revolución contra el imperio!

Sólo había una puerta, y desde aquella puerta estaban disparando a discreción, sin discriminación: niños, mujeres y ancianos. Y nadie podía escapar porque los muros eran muy altos. Dyer mató a toda la muchedumbre; ni un sólo ser humano salió vivo por la puerta. Y esa gente estaba en su país; los británicos eran los terroristas, los que habían estado gobernando su país y explotándolo.

India ha sido rica, ha sido considerada durante miles de años como una gran fuente de riquezas; así la describió Pitágoras, así la describió Alejandro Magno. Tantos invasores...; pero las riquezas de India parecían inagotables. Venían pueblos que invadían el país, se llevaban sus tesoros, se apoderaban de sus hermosas mujeres...

Eso ha estado ocurriendo durante miles de años; los británicos fue¬ron los últimos. Durante trescientos años exprimieron toda la riqueza del suelo indio, hasta la última gota. Y ni siquiera permitían que la gente rezase para que hubiera un cambio de actitud; eso era un crimen contra el imperio. Y no hizo falta ningún magistrado, ni juez; ni siquiera hizo falta un juicio. Simplemente... llega un general y ¡mata a toda esa gente!

Estos imperialistas sienten una profunda simpatía y amistad por América. Naturalmente, se permite el paso a las tropas americanas en nombre del bien público; se permite a América usar las bases para destruir países pequeños o que no se pueden defender.

¿Y por qué destruir Libia? Porque el hombre que gobernaba Libia en esos momento era uno de los políticos más francos del mundo. Alguna vez Gadafi dijo que Ronald Reagan era «un segundo Adolf Hitler.» Y yo, comentándolo, digo que Gadafi se equivoca. Y él estará de acuerdo conmigo cuando explique por qué: el mismo Adolf Hitler: ha pasado a ser un número dos. En ese tiempo Ronald Reagan fue el Adolf Hitler número uno, porque... ¿qué poder tenía Adolf Hitler? Reagan tenía millones de veces más poder. Adolf Hitler no podría haber destruido el mundo; Reagan lo podría haber hecho.

Al Gobierno británico le parece que permitir que Reagan use una base en Inglaterra favorece el bien público. Ambos son imperialistas, ambos están de acuerdo en explotar a la gente, ambos están de acuerdo en que ni el comunismo, ni el socialismo ni nada que se le parezca puede existir en el mundo, ambos están de acuerdo en imponer la cristiandad sobre los pueblos no cristianos: naturalmente Ronald Reagan es un amigo, aunque haga algo inhumano que pueda provocar el estallido de la tercera guerra mundial.

Hay algo que tiene que entenderse claramente: estoy en contra del imperialismo. Estoy en contra de la explotación del hombre, de los seres humanos. Estoy en contra de que se torture o que se mate a los demás para poder tener el poder.

sábado, 12 de octubre de 2013

LO ABSURDO EN LA VIDA

Tienes que comprender el significado de lo absurdo. En la vida, todo lo que es significativo es absurdo. Cuando te enamoras de alguien es absurdo, no es lógico. No puedes dar razones lógicas para explicar por qué te has enamorado de esa persona particular, hombre o mujer. Algo más allá de ti te ha agarrado. No se trata de una acción tuya. Aunque quisieras evitarlo, no podrías; de hecho, estás totalmente desvalido.

Tu alegría en medio de un mundo lleno de miseria también es absurda. No tiene relación posible con la miseria de la humanidad. Estás completamente solo. Todo lo que es valioso -te gusta la música, te encanta la belleza, buscas la verdad, quieres conocerte a ti mismo-, todas ellas son actividades absurdas.

Meditar es absurdo; sería mejor y más lógico ganar dinero.

Yo soy absurdo porque lo que os enseño va en contra de todo lo que os han enseñado. Y os han enseñado cosas durante tanto tiempo que habéis olvidado que son cuestionables.

Por ejemplo, todas las culturas del mundo han creído y han condicionado a los jóvenes con la idea de que el amor es permanente: si amas a una persona, la amarás para siempre. Esta idea ha prevalecido durante siglos en todo el mundo. Parece lógico que si amas a una persona, el mismo fenómeno del amor será permanente.

¿Y por qué la ha aceptado todo el mundo? Porque también deseas que sea permanente. Todo el mundo quiere que su amor sea permanente.

Así pues la idea tradicional y tu deseo se sincronizan, y se hace “verdad”... tanto es así que si tu amor cambia, entonces no sólo los demás, hasta tú mismo empiezas a pensar que no era amor; por eso ha cambiado. No cambias tu idea básica de que el amor es permanente, sino que empiezas a pensar: «Quizá lo que yo pensaba que era amor no es amor, Porque ha cambiado y el amor no cambia.»

Estoy obligado a ser absurdo porque quiero decirte que en la vida todo cambia, a pesar de tus deseos de que no cambie. Poco importa que te sientes junto al río y desees que no fluya, que las estaciones no cambien, que las flores no mueran, que la juventud nunca se transforme en vejez, que la vida no acabe en una tumba.

Deja tus deseos aparte... la existencia no escucha tus deseos, y tampoco los sigue, por muy hermosos y piadosos que sean. La existencia sigue su propio camino.

Todo cambia, y el amor no es una excepción.

Quizá yo sea la única persona que quiere dejar claro a todo el mundo que el amor cambia: comienza, madura, envejece, muere.

Y si se abandona la vieja idea de la permanencia, los celos también desaparecen; los celos no tienen sentido. De la misma forma que te enamoras y no puedes hacer nada al respecto, un día te desenamoras y tampoco puedes hacer nada al respecto. Un brisa entró en tu vida y pasó. Era buena, hermosa, fragante y fresca, y te hubiera gustado que hubiera estado siempre presente. Intentaste con empeño cerrar todas las puertas y ventanas, mantener la brisa fresca y fragante. Pero al cerrar las puertas y ventanas, mataste la brisa, su frescura, su fragancia; adquirió un sabor rancio.

Todos los matrimonios tienen un sabor rancio.

Soy absurdo porque no quiero imponer la lógica -que es humana- sobre la existencia. Cuando tratas de imponer la lógica sobre la existencia sólo te creas desgracias porque vas a fracasar; tu fracaso será absoluto. Millones de personas siguen pretendiendo que se aman. Se amaron una vez, pero ahora sólo es un recuerdo que se hace más tenue cada día. Pero debido a la idea de la permanencia temen decir la verdad.

No es ira, no es odio; no es que haya algo contra el otro. Simplemente ocurre así en la vida: el amor cambia. Es estacional, y es bueno tener verano y tener invierno, y tener lluvias..., tener primavera y otoño.

Puedes vivir toda tu vida como algo lógico o como algo existencial. Lo existencial será absurdo. En un momento es de una forma y en otro momento es de otra. Te queda la opción de aparentar que sigue siendo lo mismo, o de ser honesto y sincero y decir que fue un momento muy bello pero ya pasó.

El oasis pasó y ahora estamos en el desierto, y sabemos que estamos en el desierto; no podemos disfrutar, no podemos estar alegres. Pero seguimos ligados el uno al otro por la idea del amor permanente. El amor permanente es una idea lógica.

El amor real es una rosa real: va a cambiar. Va a ir tomando formas diferentes, tonalidades diferentes desde la mañana hasta la noche; y cuando llegue la noche se irá. Y no creo que haya nada malo en ello.

El amor sólo es un ejemplo. Toda tu vida está llena de cosas así.

A lo único que tendrás que renunciar es a tu mente lógica. Por eso empieza a vivir de una manera existencial aunque ilógica.

El mundo puede decir que eres absurdo, que estás loco... ¿Y qué?

sábado, 5 de octubre de 2013

VIVIR SIMPLE Y NATURAL

Mi mensaje de amor es absolutamente simple; no puede haber nada más simple que él. Pero tu mente es muy compleja, muy truculenta. Hace que las cosas simples parezcan complicadas: ese es su trabajo. Y durante siglos ha sido adiestrada para hacer una sola cosa: complicar tanto las cosas que la vida se haga imposible.

Tu mente se ha convertido en una experta en destruirte, porque tu vida está hecha de cosas simples. Toda la existencia es simple, pero la mente humana ha sido cultivada, condicionada, educada, programada para que las cosas más simples se tuerzan. En el momento en que el mensaje llega a tu mente, deja de ser simple. La mente empieza a interpretarlo, encuentra cosas que no están en él e ignora otras que sí están.

Yo he estado diciendo una cosa y tú has estado oyendo otra, porque no oyes directamente. Existe un mediador, tu mente. En algún sentido es como un censor, impide que muchas cosas entren en ti.

Te sorprendería saber todo lo que impide pasar: un noventa y ocho por ciento. Sólo permite que entre el dos por ciento de lo que se te dice y ni siquiera ese dos por ciento entra en toda su pureza. En primer lugar lo ensucia con sus interpretaciones, con sus experiencias pasadas, con sus condicionamientos, y cuando la mente tiene la sensación de haber comprendido, lo que se ha dicho y lo que se ha oído están en polos opuestos.

Gautama Buda solía contar una historia...; es curioso que todos los grandes maestros hayan utilizado historias. Pero obedece a una causa: cuando se cuenta una historia la mente se relaja, cuando sólo se trata de un chiste la mente se relaja. No hace falta estar tenso o nervioso, sólo se está contando una historia, puedes relajarte.

Cuando se explica algo como el amor, la libertad o el silencio, te pones tenso. Por eso los maestros tienen que utilizar historias sencillas. Quizá al final de la historia se las puedan arreglar para que entre en ti un pequeño mensaje por la puerta de atrás mientras permaneces relajado.

Gautama Buda acostumbraba a decir a sus discípulos después de la charla de la noche: «Ahora id y haced esa última cosa antes de dormir.» Esa última cosa era meditar.

Un día ocurrió que le estaba escuchando una prostituta y también había un ladrón entre el público. Cuando Buda dijo: «Es el momento de que vayáis a hacer la última cosa antes de dormir», todos los sannyasins se fueron a meditar. El ladrón simplemente se despertó. «Pero, ¿qué estoy haciendo aquí?». Era el momento de ir a lo suyo.

La prostituta miró alrededor y sintió que Buda era muy perceptivo, porque mientras pronunciaba aquella frase, le había estaba mirando a ella. Ella se inclinó agradecida porque se le había recordado: «Vete a hacer tus asuntos antes de dormir.»

Un simple frase y tres personas diferentes oyeron cosas distintas. De hecho, debe haber habido más significados porque para algunos la meditación debe haber sido una alegría, y para otros simplemente algo que había que hacer; entonces el significado difiere. Para todos aquellos meditadores el mensaje era el mismo, pero lo que se oyó no podía ser lo mismo.

En toda mi vida no he enseñado nada complicado a nadie. La vida ya es suficientemente compleja, yo no quiero cargaros más. Pero quizá yo haya sido la persona más malinterpretada de este siglo, por el simple hecho de que digo cosas simples que nadie más dice. Yo hablo de lo obvio que todo el mundo ha olvidado, de lo que se da por hecho. Nadie habla de ello.

La mente humana está repleta de equipaje innecesario. En la mente no queda espacio para las realidades que tienes que vivir. Por eso incluso el teólogo más grande es tan confuso en el amor como tú, no entiende la libertad, nunca ha entrado en la distinción entre personalidad e individualidad.

Yo hablo desde el corazón.

No soy un teórico, no hablo desde la mente. Derramo mi corazón en ti, pero si estás escuchándome desde la mente te lo vas a perder.

Si estás dispuesto a abrir otra puerta a tu ser, si estás preparado a escuchar desde el corazón, entonces las cosas que digo son tan simples que no hace falta creer en ellas, porque no hay forma de no creérselas. Son tan simples que no hay forma de dudar de ellas.

Yo estoy en contra de las creencias por la simple razón de que no hace falta creer nada de mi enseñanza. Estoy a favor de la duda, porque mis enseñanzas son tan simples que no puedes dudar de ellas. Todas las religiones del mundo insisten en la importancia de la fe, porque se puede dudar de lo que enseñan. Y todas están en contra de la duda porque la duda destruye todo su edificio.

Yo soy simple y real. No soy metafísico; por eso no hace falta creer en mí. Si me has oído, nacerá en ti una confianza que no es fe, es más parecida al amor; aunque intentes dudar, no podrás. Y cuando no puedes dudar de algo hay una confianza real, sin sombra de duda. Es algo que te transforma simplemente por estar dentro de ti.

sábado, 28 de septiembre de 2013

EL ESTADO Y LA RELIGION

Definen la democracia como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Pero no es ninguna de esas cosas. No es ni del pueblo, ni por el pueblo ni para el pueblo.

Los poderosos a lo largo de los siglos se las han arreglado para persuadir a la gente de que lo que hacen, lo hacen por ellos. Y la gente se lo ha creído porque está acostumbrada a creer; es una conspiración urdida entre la religión y el estado para explotar al ser humano.

La religión predica creencias y destruye la inteligencia inquisitiva de la gente, les reduce su inteligencia. Y el estado les explota todo lo que puede -arreglándoselas para seguir contando con su apoyo- porque la gente está acostumbrada a creer, no a cuestionar. Cualquier tipo de gobierno, sea una monarquía, una aristocracia, una democracia, sea del tipo que sea... Sólo cambian los nombres, en lo más profundo la realidad sigue siendo la misma.

En el Japón anterior a la segunda Guerra Mundial se creía que el emperador Hiro Hito era un descendiente directo del Dios Sol, y que todo lo que decía no era humano, sino divino; sus ordenes habían de ser cumplidas. Los japoneses han creído durante siglos que era el descendiente del Dios Sol, y han muerto en cientos de guerras, voluntariamente, alegremente, porque estaban muriendo por Dios mismo. ¿Puede uno aspirar a una muerte más dichosa y bella?

Japón es un país pequeño, pero ningún otro ha podido conquistarlo; ni siquiera grandes países, como China, que es el país más grande en lo que se refiere a números y extensión de tierra, pero el pequeño Japón podía derrotar a China porque la gente tenía la creencia fanática de que Dios estaba con ellos y por eso la victoria sería suya. Y la situación ha sido más o menos parecida en todo el mundo.

Sí, uno de mis trabajos ha sido despertar a la gente a la situación real: estáis siendo explotados en nombre de distintos intereses. Los explotadores se llaman servidores públicos y dicen que están a vuestro servicio. Han estado «sirviendo» durante miles de años y la gente, por lo general, sigue viviendo en una miseria enorme, en la ignorancia. No tienen nada en la vida; nacen, van viviendo lo mejor que pueden y mueren. No les ocurre nada que se pueda llamar extático, nada que pueda ser llamado una experiencia.

Vacíos desde el nacimiento hasta la muerte, no florece nada, nada prospera... y tienen un enorme potencial para ser una canción de alegría.

Pero las burocracias religiosas y políticas no lo permiten. Temen tanto a la gente alegre. Poco a poco me he ido dando cuenta de que la alegría tiene muchas implicaciones:

• Una persona alegre no tiene disminuida su inteligencia.
• Una persona alegre es inteligente.
• Una persona alegre conoce el arte de vivir; de otro modo no podría estar alegre. Y una persona alegre es peligrosa para todos los intereses creados que van en contra de la humanidad.

Esos intereses quieren que la humanidad viva en el infierno para siempre. Se las han arreglado de todas las formas posibles para mantenerte en la miseria. Destruyen todo lo que te produce alegría y te dan muchas oportunidades de ser desgraciado. Una persona desgraciada no es un peligro para esta sociedad podrida.

Sí, uno de mis trabajos básicos tiene que ser el de hacer que la gente tome consciencia de que los poderosos -religiosos o políticos- no son sus amigos. Son sus enemigos. Y a menos que el común de los mortales se rebele contra todo tipo de burocracias, el ser humano seguirá estancado, sin evolucionar, no alcanzará las alturas que le pertenecen por derecho de nacimiento.

sábado, 21 de septiembre de 2013

VIVIR POR TI MISMO

Era muy amigo de mi abuelo. Solía llevarme a ver a santos que visitaban la ciudad. Le gustaban mucho mis discusiones con los supuestos santos en las que se creaban situaciones muy vergonzosas para ellos por¬que no podían responderme. Pero cuando volvíamos, solía decirme: «Recuerda que esto está bien como juego, pero no hagas de ello tu vida, en otro caso te quedarás solo en contra de todo el mundo. Y no puedes vencer al mundo entero.»

Lo último que me dijo fue esto mismo. Antes de morir, me llamó a su lado y me dijo: «Recuerda, no luches contra el mundo. No puedes ganar.»

Yo respondí: «Ahora te estás muriendo. Tú has estado del lado del mundo: ¿Qué has ganado? ¿Cuál es tu victoria? No puedo prometerte lo que me pides. Quiero dejar muy claro contigo que, sea cual sea el coste..., puede que pierda la batalla, pero será mi batalla, y me sentiré muy satisfecho por haber estado a favor de la verdad. ¡No importa! si gano o pierdo, la derrota o la victoria son irrelevantes. Lo importante es defender lo que uno cree que es justo.»

Este coraje está presente en todo el mundo. No es una cualidad que haya de practicarse; es algo que forma parte de la vida, de tu misma respiración. Lo que ocurre es que la sociedad ha creado tantas barreras contra el crecimiento natural que has empezado a pensar: ¿De dónde saco el coraje? ¿De dónde consigo la inteligencia? ¿De dónde obtengo la verdad?

Tú contienes la semilla de todo lo que quieres ser. Date cuenta de esto y mira el otro lado... La gente que vive con la multitud, ¿qué consigue? Lo pierden todo. De hecho no viven en absoluto; sólo mueren. Empiezan a morir desde el momento de su nacimiento y siguen muriendo hasta su último aliento. Toda su vida es una larga serie de muer¬tes. Simplemente mira a la multitud de gente. Puedes estar de su lado, pero entonces correrás su misma suerte.

Si llegas a verlo es muy fácil: la única forma de vivir la vida es vivir por ti mismo. Es un fenómeno individual, es una independencia, es libertad.

Es descargarse constantemente de todo lo que está muerto, para que la vida pueda crecer y no se vea aplastada bajo el peso de lo muerto.

Esta es la cuestión: ver con claridad que todo lo que sabes es del pasado, ya se ha ido. Es parte de una tumba. ¿Quieres estar en una tumba o quieres estar vivo? Y ésta no es sólo la cuestión de hoy, también será la cuestión de mañana, y de pasado mañana. La cuestión seguirá siendo la misma hasta tu último aliento.

La persona que comprende a cada momento muere al pasado y renace al futuro. Su presente siempre es una transformación, un renacimiento, una resurrección. No se trata de coraje en absoluto, esto es lo primero que tiene que entenderse. Es una cuestión de claridad, de ser claro sobre qué es qué.

Y en segundo lugar, si realmente se trata de una cuestión de coraje, nadie puede dártelo. No es algo que se te pueda ofrecer como un regalo. Es algo con lo que naces, simplemente no has permitido que creciera, no has permitido que se reafirme, porque toda la sociedad está en su contra.

La sociedad no quiere leones, quiere una multitud de ovejas. Entonces es fácil esclavizar a la gente, explotar a la gente, hacer lo que uno quiera con ellos.

No tienen alma; casi son robots. Ordenas y ellos obedecen. No son individuos libres.

No puedes luchar contra la totalidad del mundo.

Mi abuelo solía decirme: «Lo que dices es correcto. Aunque soy viejo puedo entender que dices la verdad. Pero te sugiero que no se lo digas a nadie. Te causará problemas. No puedes ir en contra de todo el mundo. Puede que tengas la verdad, pero la verdad no cuenta; lo que cuenta es la multitud, la masa. Alguien puede estar simplemente mintiendo -y todas las religiones lo han estado haciendo, mintiendo sobre Dios, mintiendo sobre el cielo, mintiendo sobre el infierno, mintiendo sobre mil y una cosas-, pero la masa está con ellos. Sus mentiras son apoyadas por la mayoría de la humanidad y su larga tradición. Tú no eres nadie.»

Si llegas a verlo es muy fácil: la única forma de vivir la vida es vivir por ti mismo. Es un fenómeno individual, es una independencia, es libertad.

sábado, 14 de septiembre de 2013

LA INSPIRACION

Nadie puede ser fuente de inspiración, porque la palabra «inspiración» es peligrosa.

Primero es inspiración, luego se convierte en seguimiento, después en imitación, y acabas siendo una copia de calco. No hace falta que nadie te inspire. No sólo no hace falta, sino que es peligroso. Simplemente observando, he visto...; cada individuo es único. No puede seguir a nadie.

Puedes intentarlo, millones de personas lo han intentado durante miles de años. Hay millones de cristianos, millones de hindúes, millones de budistas. ¿Y qué están haciendo? La inspiración de Gautama Buda ha hecho que miles de personas sean budistas, y ahora ellos intentan seguir sus pasos. Pero no están llegando a ninguna parte, no pueden hacerlo.

No eres Gautama Buda, y sus huellas no te encajarán, como tampoco te encajarían sus zapatos; tendrás que encontrar el tamaño exacto de los zapatos que te encajen. Él es muy bello, pero eso no significa que tengas que ser como él. Y ese es el significado de la palabra «inspiración». Significa que estás tan influenciado por esa persona que se convierte en tu ideal, que te gustaría ser como él. Esto ha confundido a toda la humanidad.

La inspiración ha sido una maldición, no una bendición.

Me gustaría que aprendieras de todas las fuentes, que disfrutaras de cada ser único con el que te encuentres. Pero nunca sigas a nadie ni intentes ser exactamente como otra persona; la existencia no lo permite. Sólo puedes ser tú mismo.

Y es un fenómeno extraño: los individuos que han servido de inspiración a millones de personas nunca fueron inspirados por ningún otro. Pero nadie se da cuenta de este hecho. Gautama Buda nunca fue inspirado por nadie, y eso le convirtió en gran fuente de inspiración. Sócrates no fue inspirado por nadie, pero eso es lo que le hace tan extraor-dinario.

Todos aquellos que piensas que son fuente de inspiración no han sido nunca inspirados por algún otro. Esto es algo fundamental que tenemos que entender. Sí, aprendieron; intentaron comprender a todo tipo de gente. Amaban a individuos únicos, pero no tenían que seguir a nadie. Intentaban ser ellos mismos.

Por eso, por favor, no te sientas inspirado por mí; de otra forma nunca te convertirás en una fuente de inspiración. Sólo serás una copia de calco, no tendrás tu auténtico rostro original. Serás un hipócrita: dirás una cosa y harás otra. Mostrarás tu rostro en diferentes ocasiones con diferentes máscaras, y lentamente, lentamente, irás olvidando cuál es tu rostro real; tantas máscaras...

Y esta es la situación de casi todo el mundo, casi todos están jugando cierto papel para el que han sido educados, para el que han sido criados.

Nace un niño -no es cristiano, ni judío, ni mahometano- y entonces le ponemos una máscara. Su rostro inocente desaparece. Y morirá creyendo que es cristiano.

A la gente se le adiestra para ser actores; en todo este gran mundo verás que toda la gente actúa. A todo el mundo se le educa para actuar...; nombres muy bellos -etiqueta, maneras-, pero detrás se oculta una psicología sutil para hacerte olvidar tu originalidad y para que te embebas del papel de actor que los intereses creados te tienen asignado.

Nunca te sientas inspirado por nadie. Permanece abierto.

Cuando veas un hermoso atardecer, disfruta de su belleza; cuando veas a un Buda, disfruta de su belleza, disfruta de su autenticidad, disfruta de su silencio. Disfruta la verdad que ha realizado, pero no te conviertas en su seguidor. Todos los seguidores se pierden.

Sigue siendo tú mismo, porque los hombres como Gautama Buda se encontraron por ser ellos mismos. Todos esos hermosos nombres: Lao Tse, Chuang Tzu, Lieh Tzu, Bodhidharma, Nagarjuna, Pitágoras, Sócrates, Heráclito, Epicuro, todos estos grandes nombres que han sido fuente de inspiración para tanta gente, eran ellos mismos y nunca se sentían inspirados por nadie. Así es como protegían su originalidad y seguían siendo ellos mismos.

Esto es la prueba definitiva: en dos mil años no ha habido otro Jesucristo; en tres mil años no ha habido otro Moisés.

La existencia nunca se repite.

La historia se repite porque pertenece a las masas inconscientes.

La existencia nunca se repite. Es muy creativa e inventiva. Y eso es bueno.

Es bueno que la existencia no se repita. Sólo crea uno de cada clase y así ese ser siempre es especial, escaso.

Tú también eres el único de tu tipo. Sólo tienes que florecer, abrir tus pétalos y derramar tu fragancia.

sábado, 7 de septiembre de 2013

LAS DIMENSIONES DE LA VIDA

La vida tiene dos dimensiones. Una es la horizontal, en la que todos estáis viviendo, en la que todos pedís cada vez más, y más, y más. No es una cuestión de cantidad porque ninguna cantidad os va a satisfacer. La línea horizontal es una línea cuantitativa. Puedes prolongarla indefinidamente. Es como el horizonte, a medida que avanzas, el horizonte retrocede. La distancia entre tú y tu objetivo de más y más, el objetivo de tu deseo, sigue siendo exactamente la misma. Te pasaba lo mismo cuando eras niño, cuando eras joven, y te sigue pasando lo mismo ahora que eres mayor. Seguirá igual hasta tu último suspiro.

La línea horizontal no es más que una ilusión. El horizonte no existe, sólo es una apariencia: allí, a unos kilómetros de distancia, el cielo y la Tierra se juntan. No se juntan en ninguna parte. Y del horizonte sale la línea horizontal; no tiene fin porque el objetivo es ilusorio, no puedes hacerlo realidad. Y tu paciencia es limitada, la duración de tu vida es limitada. Un día te das cuenta de que todo parece inútil, sin sentido: «Estoy esforzándome y torturándome innecesariamente, no llego a ninguna parte.» Entonces, por lo general, surge en ti el polo opuesto: la idea de destruirte. No merece la pena vivir porque la vida promete, pero no cumple sus promesas.

Pero la vida tiene otra línea, la vertical. La línea vertical se mueve en otra dirección completamente diferente.

No estás pidiendo, por eso se te da.

No estás deseando, por eso tienes tantas cosas a tu disposición. No tienes ningún objetivo, por eso estás tan cerca de él.

Como no hay deseo, ni objetivo, ni pregunta, ni petición, no sientes ninguna tensión; estás completamente relajado.
En este estado de relajación uno se encuentra con la existencia. El miedo surge en el momento en que vas a disolver lo último de ti, porque después la situación será irrevocable; no podrás volver.

He contado muchas veces un poema precioso de Rabindranath Tagore. El poeta ha estado buscando a Dios durante millones de vidas. A veces le ha visto, muy lejos, cerca de una estrella, y partía hacia allí; pero para cuando llegaba a la estrella, Dios ya se había ido a otra parte. Pero siguió buscando y buscando, estaba determinado a encontrar el hogar de Dios, y la sorpresa de sorpresas fue que un día llegó a una casa en cuya puerta se leía: «La Casa de Dios.»

Puedes entender el éxtasis que sintió, su alegría. Subió corriendo por las escaleras y en el momento en que iba a llamar a la puerta, de repente, su mano se quedó congelada. Le vino una idea a la cabeza: «Si resulta que ésta es verdaderamente la casa de Dios, entonces se acabó, mi búsqueda se ha terminado. Me he identificado totalmente con mi búsqueda, no sé hacer nada más. Si la puerta se abre y me encuentro frente a Dios, se acabó, la búsqueda habrá terminado. ¿Entonces qué? Me queda por delante una eternidad de aburrimiento, sin diversión, sin descubrimientos, sin nuevos desafíos, porque no puede haber un desafío mayor que Dios.»

Empezó a temblar de miedo, se quitó los zapatos y volvió a bajar los bellos escalones de mármol. Se quitó los zapatos para no hacer ruido, porque temía que si hacía el menor ruido en la escalera..., Dios podría abrir la puerta aunque él no hubiera llamado. A continuación salió disparado, corriendo más deprisa que nunca. Antes pensaba que había estado corriendo todo lo rápido que podía detrás de Dios, pero ese momento, de repente, encontró una energía de la que no disponía anteriormente. Corrió como nunca, sin mirar atrás.

El poema acaba: «Sigo buscando a Dios. Sé donde está su casa, por eso la evito y busco por otros lugares. Es muy divertido, es un gran desafío, y mientras busco, sigo existiendo. Dios es un peligro; yo sería aniquilado. Pero ahora ni siquiera temo a Dios, porque se dónde vive. Por eso, aparte de en su casa, lo busco por todo el Universo. Y en lo profundo se que no busco a Dios; la búsqueda es para nutrir mi ego.»

No es poesía ordinaria, contiene una gran verdad.

Relajado, llega un momento en el que crees que vas a desaparecer y entonces piensas: «quizá esto sea un instinto suicida», y vuelves a tu viejo mundo miserable. Pero el viejo mundo miserable tiene una cosa: protege tu ego, te permite ser.

Las desgracias nutren al ego y por eso se ve tanta gente desgraciada en el mundo. El punto básico y central es el ego.

sábado, 31 de agosto de 2013

LA OBEDIENCIA

En Japón hay árboles que tienen quinientos, seiscientos años, y sólo miden veinte centímetros de altura. Se considera un arte. Para mí sencillamente es un crimen. Los jardineros han estado manteniendo la situación de esos árboles durante generaciones.

Ahora bien, un árbol de quinientos años... Puedes ver que las ramas son viejas, aunque sean pequeñas; es un hombrecito muy pequeño, pero se puede ver la vejez en las hojas, en el tronco, en las ramas. Y la estrategia que utilizan es ésta: plantan un árbol en un tiesto desfondado y le van cortando las raíces. Cuando las raíces salen y tratan de llegar a la tierra, las cortan. No tienen que hacerle nada al árbol; simplemente le van cortando las raíces. El árbol puede vivir durante miles de años, pero nunca florece, nunca llega a dar fruto.

Se ha hecho lo mismo con el ser humano en todo el mundo.

Se le han cortado las raíces desde el principio, en relación a todo.

El niño tiene que ser obediente. Le estás cortando las raíces. No le estás dando la oportunidad de decirte sí o de decirte no. No le estás permitiendo pensar, no le estás permitiendo tomar una decisión propia. No le estás dando responsabilidad, le estás quitando la responsabilidad bajo la maravillosa palabra "obediencia". Le estás quitando la libertad, le estás quitando la individualidad, con una estrategia simple: insistes en que es un niño y no sabe nada. Los padres deciden y el niño tiene que ser absolutamente obediente.

El niño obediente es un niño respetado. Pero hay tantas cosas implicadas que lo estás destruyendo completamente. Se hará viejo, pero no crecerá. Se hará viejo, pero no florecerá ni tampoco dará fruto. Vivirá, pero su vida no será un baile, no será una canción, no será un disfrute. Has destruido la posibilidad básica de todo aquello que le convierte en un individuo, auténtico, sincero, de todo lo que le da cierta integridad.

La obediencia te deja inválido, no puedes decir no, tienes que decir sí. Pero cuando una persona es incapaz de decir no, su sí no significa nada; está funcionando como una máquina. Le has convertido en un robot.

El mundo es de tal forma que... En este mundo ser libre, tener un pensamiento propio, decidir con tu propia consciencia, actuar en consonancia con tu propia consciencia se ha vuelto casi imposible. En todas partes: en la iglesia, en el templo, en la mezquita, en la escuela, en la universidad, en la familia, en todas partes esperan que seas obediente.

Los niños son esclavos de sus padres; las esposas son esclavas, los maridos son esclavos, los ancianos se convierten en esclavos de los jóvenes que tienen todo el poder. Si te fijas, todo el mundo vive en la esclavitud, ocultando sus heridas detrás de bellas palabras.

Las raíces sólo pueden ser fuertes si dejamos de hacer lo que hemos estado haciendo hasta ahora y hacemos exactamente lo opuesto. Cada niño debería tener la oportunidad de pensar. Deberíamos ayudarle a agudizar su inteligencia. Deberíamos ayudarle proponiéndole situaciones y dándole oportunidades de decidir por sí mismo. Deberíamos partir del principio de no forzar a nadie a ser obediente, y de enseñar a todo el mundo la belleza y la grandeza de la libertad. Entonces las raíces se rían fuertes.

Pero cuando hasta Dios ha estado cortando las raíces de sus hijos por no ser obedientes. Su desobediencia se convirtió en el pecado más grande, un pecado tal que después de que hayan pasado cientos de generaciones, el pecado continúa; no lo habéis cometido pero estáis en la línea de cientos de generaciones. Alguien desobedeció a Dios al principio y Dios se pone tan furioso que no sólo castiga a Adán y Eva, sino a todas las generaciones futuras, para siempre.

Éstas son las religiones que han hecho vivir al ser humano sin florecimiento y sin fragancia; en realidad cada individuo tiene la capacidad de ser un Sócrates, de ser un Pitágoras, de ser un Heráclito, de ser un Gautama Buda, de ser un Chuang Tzu. Cada individuo tiene el potencial, pero este potencial no es alimentado suficientemente. Sigue siendo un potencial... hasta que el hombre muere, con lo que nunca llega a realizarse.

Todo mi planteamiento y mis esfuerzos están dirigidos a dar a cada individuo oportunidades de desarrollar su potencial, sea el que sea. Nadie debería malgastar su vida, nadie tiene derecho a hacerlo. Y entonces podremos tener un mundo que sea verdaderamente un jardín de seres humanos. Ahora mismo vivimos en el infierno.

sábado, 24 de agosto de 2013

LA INDIVIDUALIDAD Y LAS MUCHEDUMBRES

Toda muchedumbre es una banda de perdidos, pero ningún individuo es un perdido. Cada individuo es una auténtica consciencia; el momento en que se vuelve parte de la muchedumbre, pierde su consciencia; entonces es dominado por la mente colectiva y mecánica.

No quiero ninguna muchedumbre en el mundo. Ya sea que se hayan reunido en el nombre de alguna religión, o en el nombre de alguna nación o en el nombre de alguna raza. La masa como tal es fea, ha cometido los más grandes crímenes en el mundo, porque la masa no tiene consciencia. Es una inconsciencia colectiva.

La consciencia hace de uno un individuo - un pino solitario danzando en el viento, la solitaria cima de una montaña iluminada en su total gloria y belleza, un león solitario y su tremendamente hermoso rugido, que va haciendo ecos por kilómetros en los valles.

La muchedumbre es siempre un rebaño de ovejas, y todos los esfuerzos del pasado han sido para convertir a cada individuo en parte de un engranaje, en una parte muerta de una muchedumbre muerta. Cuanto más inconsciente es, y más es dominada su conducta por la colectividad, cuanto menos peligroso es. De hecho, se vuelve casi inocuo. No puede destruir ni siquiera su propia esclavitud.

Al contrario, empieza a glorificar su propia esclavitud, su religión, su nación, su raza, su color. Estas son sus esclavitudes, pero empieza a glorificarlas. Como individuo no pertenece a la muchedumbre. Cada niño nace como individuo, pero raramente un hombre muere como un individuo.

Mi trabajo es enseñarte a recibir tu muerte con la misma inocencia, con la misma integridad, con la misma individualidad con que has recibido tu nacimiento. Entre tu nacimiento y tu muerte, tu danza debería permanecer una búsqueda consciente, solitaria, hacia las estrellas…, solo, sin transacciones - un espíritu rebelde. A menos que tengas un espíritu rebelde, no tienes espíritu en absoluto-. No hay disponible ningún otro tipo de espíritu.

¡Y descansa seguro que yo no me voy a detener! Ese es mi único gozo - liberar a mucha gente de su esclavitud, de sus oscuras celdas, de sus esposas, de sus cadenas- y traerlos a la luz, para que ellos también puedan conocer las bellezas de este planeta, la belleza de este cielo, la belleza de esta existencia. Fuera de esto, no hay Dios, ni templo de Dios.

En libertad puedes entrar al templo.

En una colectividad, en una multitud, simplemente sigues colgado a los cadáveres del pasado. Un hombre que vive de acuerdo con la muchedumbre, ha dejado de vivir. Simplemente está siguiendo…, como un robot.

El hombre en la muchedumbre siempre se ha conducido ciegamente. Si lo sacas de allí y le preguntas: “Lo que estás haciendo, ¿puedes hacerlo sólo por ti mismo?”. Se sentirá desconcertado. Y te sorprenderás de oír su respuesta: “Por mí mismo no puedo hacer algo tan estúpido, pero cuando estoy en la muchedumbre, algo extraño sucede”.

He vivido durante veinte años en una ciudad, que estaba igualmente dividida, mitad hindúes, mitad mahometanos. Eran igualmente poderosos, y casi todos los años había disturbios. Conocía un profesor en la universidad donde yo enseñaba. Nunca hubiese soñado que este hombre podía incendiar un templo hindú, era tal caballero - simpático, bien educado, culto. Cuando había un motín entre hindúes y mahometanos, yo observaba de pie, al borde de la carretera. Los mahometanos quemaban un templo hindú, los hindúes quemaban una mezquita mahometana.

Vi a este profesor ocupado en quemar el templo hindú. Lo retiré del sitio y le pregunté: “Profesor Farid ¿Qué está haciendo?”.

El se desconcertó y dijo: “Lo siento, me perdí en la muchedumbre. Porque todos los demás lo estaban haciendo, olvidé mi propia responsabilidad - Todos los demás eran responsables. Por primera vez me sentí libre de responsabilidades. Nadie podía culparme. Era una muchedumbre musulmana y yo sólo era una parte de ella”.

He visto por lo menos una docena de reyertas en la ciudad y he preguntado a los individuos que participaron incendiando, asesinando y violando: “¿Lo hubieras hecho solo, por ti mismo?”. Y todos, sin ninguna excepción dijeron: “Por nosotros mismos no lo hubiéramos hecho. Mucha gente lo estaba haciendo, y no nos quedaba responsabilidad. Nosotros no éramos responsables, la muchedumbre lo era”.

El hombre pierde su pequeña consciencia tan fácilmente, dentro del océano colectivo de la inconsciencia. Esa es la causa de todas las guerras, de todos los motines, de las cruzadas, de los asesinatos. Los individuos han cometido muy pocos crímenes comparados con la muchedumbre. Y los individuos que han cometido crímenes, tenían razones totalmente diferentes - ellos han nacido con una mente criminal, han nacido con una química criminal, necesitan tratamiento. Pero el hombre que comete un crimen, porque es parte de la muchedumbre, no tiene nada de que ser tratado. Todo lo que necesita es ser separado de la muchedumbre. Debería ser limpiado, debería ser limpiado de todas las cadenas; de toda clase de colectividad. Debería ser hecho un individuo de nuevo - tal como llegó al mundo.

La muchedumbre debe desaparecer del mundo.

Sólo los individuos deberían permanecer.

Entonces los individuos pueden tener encuentros, los individuos pueden tener comunión, los individuos pueden dialogar. Ahora mismo, al ser parte de una muchedumbre, no son libres, ni siquiera conscientes de tener un diálogo o una comunión.

Mi trabajo es sacar individuos de cualquier muchedumbre - cristiana, mahometana, hindú, judía..., cualquier muchedumbre política, cualquier muchedumbre racial, cualquier muchedumbre nacional - indios, chinos, japoneses. Yo estoy contra la muchedumbre y absolutamente por el individuo, porque sólo el individuo puede salvar el mundo. Sólo el individuo puede ser el hombre nuevo, los cimientos para la futura humanidad.

Sólo tal hombre tiene tanta belleza, gracia. Sólo tal hombre ha realizado el deseo de la existencia al darle nacimiento, al darle una oportunidad. Aquellos que permanecen parte de la muchedumbre han perdido el último tren.

Buscar este blog